lunes, 6 de julio de 1992

# Lisboa-Lisboa # Domingo 5 de Julio 1992 (55 Km.)

Las impresiones de este texto datan de 1992

Nos levantamos sobre las 10.15 h. y echamos un vistazo a las instalaciones del camping. Luego bajamos a desayunar al bar del propio camping. En la recepción del Camping nos explicaron la forma de llegar, por un camino que no sea la auto-estrada, al centro de la ciudad en bici.

Pasamos por Algés y Miraflores, la carretera Avenida de India, nos acercamos a ver el Monumento a los Descubridores (creado en el año 1960, conmemorando el V centenario de la muerte de Enrique El Navegante, el personaje más representativo de todos aquellos navegantes marinos portugueses del siglo XVI) que está en el Barrio de Belem, vimos el barco que cruza el río Tejo (Tajo en España), y pasamos bajo el gran puente 25 de Abril (inicialmente bautizado con el nombre de Puente de Salazar ya que fué construido, en tiempos de la dictadura de António de Oliveira Salazar, por una empresa Americana , American Bridge, con una altura de 70m sobre el nivel del agua y 2.277m. de longitud, proyectado con miras a soportar los elevados movimientos sísmicos que sufre Lisboa. Esta misma empresa ya había participado en la construcción del emblemático Golden Gate, en San Francisco EEUU, ciudad que también tiene elevados movimientos sísmicos. Tras la revolución de los Claveles el 25 de Abril de 1974) por uno de sus márgenes. El sonido de los coches al pasar sobre él es como un zumbido de abejas. El puerto de Lisboa nos sorprende, es enorme y continuamos la ruta hasta tropezarnos con una especie de cochinita con ruedas, el tranvía, nos dá la sensación de sumergirnos en el siglo XIX.



Monumento aos Descobrimentos
Lisboa me recuerda en ciertos aspectos a Marruecos: multitud de contrastes hace la ciudad atractiva e interesante. Tan pornto estás en una zona metropolitana y moderna, como en otras, accedes a una parte ruinosa y escachambrosa. A veces es Casablanca, otras Madrid, pero es Lisboa la que te perfuma con un imperio histórico de grandeza, que sufrió una gran crisis y quedó anclada en un pasado, hoy decadente. Por otros lados es una ciudad nueva, emergente, viva.

Fotografiamos el tranvía. Queremos sentir cómo se viaja en él, imaginar lo que podría sentirse un siglo atrás. Es curioso observar en un aparato de estos, de fabricación inglesa, la propaganda de un ordenador como reclamo publicitario. Ya digo, contrastes.

Seguimos nuestro itinerario en bici y llegamos a la Plaza del Comercio donde hay una especie de rastro.
Hace viento pero la temperatura es agradable. Subimos por una calle hasta Vía Augusta (peatonal) y llegamos a una gran plaza Rossio, rodamos por  una zona muy turística de Lisboa. Poco antes vimos una construcción metálica cuya primera impresión fué chocante; parece la torre de una iglesia en versión metal, rara y asombrosa, es el elevador de Santa Justa, obra del arquitecto Gustav Eiffel.

Nos adentramos en las calles peatonales de la ciudad, huele muy bien, hay carnes empanadas, pescados, buey de mar, langostas, bogavantes, merluza, lomo, jamón cocinado... y es que hay apetito; por fin paramos en una tasquita y degustamos carne empanada, en bocata y cerveza del lugar, Sagres. Después de la comida buscar una sombra para reposar y parar la ruta turística bicicletera llegamos a  Campo das Cebolas, allí descansamos sobre el césped un buen rato para continuar luego subiendo hacia Campo Grande. En la mañana también recorrimos lo que fué el Barrio de Chiado, el barrio donde se encontraban a principios de siglo escritores, intelectuales y periodistas. Aún no logro explicarme como pudo sufrir tantos daños en el incendio que sufrió unos años (el 25 de Agosto de 1988), por muy viejo que fuera, algunas casas datan del siglo XVIII y se les descontrolara tanto. Es una zona preciosa, romántica que provoca cierta energía y la intención es restaurarla. Lo merece.

A Basileira. Cafeteria en Barrio do Chiado
Desde Campo Grande que antes vimos, en el Castillo de San Jorge desde el Barrio Alto en Calle San Pedro de Alcántara unos críos se bañan en una fuente para sofocar el calor, juegan con flotadores mientras de cerca la policía sonreía espectante ante aquel juego de niños. Retomando el itinerario, Campo Grande es un gran parque verde partido por carreteras, de frondosa arboleda, piscinas, lago con barquitas, y mucha gente paseando. Está situado en la parte alta, o sea vamos cuesta arriba, y cuando bajamos lo hacemos por el Parque Pombal pillando Avenida de la Libertad enganchando por la calle donde comimos el bocata. Encontramos un poco de bulla, peruanos tocando música y un americano (al parecer, con ganas de pelea. Paramos y tomanos una carne cocida (jamón) con otra cervecita.
Atardecía ya y decidimos ir al camping. Con buena marcha tomamos Avenida de India hasta Algés y el desvío hasta el campamento, como los portugueses llaman al camping, y llegamos. No encontrábamos la tienda de campaña, el camping es muy grande y tras diez minutos dando vueltas aparece; es la parcela A-24, al lado de las caravanas.
Tomamos algo en la cafetería, un té y un vaso de leche y nos fuimos a dormir.

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